A veces no queda más remedio que pedir ayuda para el cuidado de nuestros mayores. En muchos lugares hay buenos profesionales. Pero en muy pocos uno puede atreverse a hablar de Familia.
Hoy esta extensión de mi familia ha demostrado que el amor hacia los demás es el mejor motor para mover el mundo. Creen en esa teoría y la llevan a la práctica con todas sus consecuencias.
En muy pocos lugares destinados a la tercera edad, y ahora ya voy a dejar los eufemismos y le voy a llamar Residencia, en muy pocas residencias, decía, los trabajadores de todos los niveles se implican tanto en el cuidado de los ancianos como aquí.
Yo no sabré explicar tan bien su proyecto como lo hacen ellos en su perfectamente cuidada web, que dejo enlazada en la lista de espacios de interés.
Ya sé que Almacellas (Lleida) os queda muy lejos, pero si algún día queréis aprender cómo debe hacerse, no dudéis en acercaros, tomar un café en su exquisita terraza con vistas imponentes y observad con qué cariño las gerocultoras tratan a los ancianos y a sus familias. En ese pequeño reducto he observado hoy algo que ni siquiera ellos han notado: la gente se toca. Porque son personas. Perdón, Personas.
Me alegra saber que aún existen Personas.
ResponderEliminarLeles: sí existen. Son capaces de comprender, de atender, de ponerse en la piel del otro, y hacerlo con cariño y alegría.
ResponderEliminarme gustó el post!!! un besazo
ResponderEliminarGracias Bei. Bienvenida a nuestro hogar.
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ResponderEliminarAnónimo: éste no es el lugar para reivindicar situaciones de este estilo, y mucho menos sin aportar pruebas ni dar nombres concretos. En Betula Alba trabajan casi 100 personas, así que no sería justo generalizar. Si realmente crees que no se trata a los ancianos con la profesionalidad que se espera, tienes otras formas de denuncia. Por esta razón, lamentablemente, tendremos que borrar tu comentario.
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