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Ilustración Carme Sala. Todos los derechos reservados. |
Hace un par de días,
Leles nos mandó esta carta tan cariñosa y tan desesperada al mismo tiempo.
Su abuelo, su abuelo que hace que se vea pequeñita, está enfermo. Nos preguntas quién da besos a los nietos. Como los de sus abuelos, nadie, por desgracia. Pero te voy a contar un secreto, Leles, uno que me contó mi madre, y que puedes leer
aquí: cuando los abuelos nos dejan, no se van del todo, siguen a nuestro lado.
Sólo tienes que escuchar bien y oirás su consejo detrás de tus orejas, te lo dejó grabado en algún lugar de tu corazón. Y si te concentras más, podrás sentir su mano sobre la tuya. Y si aún así te entran ganas de llorar, escucharás su voz diciéndote "no, hija, no llores, que me haces llorar a mí". Sonríe, porque lo único que puedes darle es tu felicidad. Mientras viva, será la fuerza que le ayude a pasar los días y cuando te falte, esté donde esté, estoy segura que velará por ti. Y si nada de esto funciona, te mandamos muchísimos bicos virtuales y te apoyamos hasta que te sientas mejor.
Gracias por tu cariño hacia nosotras, eres un encanto.
Querida abuela María:
Te escribo porque necesito escribir, desahogar mi pena y buscar consuelo en el regazo de una abuela que me puede escuchar y que está dispuesta a mecerme.
El protagonista de mi escrito "en tus ojos me veo pequeña" está muy malito. ¡Quién me lo iba a decir!!. Una podrida enfermedad le está robando el aliento, las ganas de comer y, poco a poco la alegría de vivir. No brillan sus ojos, aunque se esfuerce para que no lo veamos sufrir.
Quisiera ayudarlo, y no sé cómo. Quisiera que esos ojos se llenaran de esperanza y volvieran a hacerme sentir niña una y otra vez.
Por ahora no sabe qué le espera, por no saber, no sabe ni que tiene un cáncer gástrico que lo está comiendo por dentro. Le van a quitar el estómago (tengo esperanzas porque, supongo que los médicos no se atreverían a hacer una operación así si ven que ya no tiene remedio). Mi abuelo necesita mucha fuerza para afrontar lo que le espera y yo quiero transmitirle toda mi energía para que lo supere y sea optimista, pero no sé cómo hacerlo. En los próximos días comenzaremos el traslado a casa. Viven (él y la abuela) a 130 kilómetros de nosotros y los vamos a acomodar en casa para que no estén sólos. Para ellos éso ya va a suponer un mal trago, pues el pueblo es su vida y les costará hacerse a la cuidad. Pero no queremos que se opere lejos de donde estamos, queremos acompañarlo siempre.
Supongo que el tiempo nos irá curando las heridas, pero ahora mismo están muy frescas y aún nos duelen. No quiero despedirme de mi abuelo y no sé cuándo dejaré de sentir esta pena. Tengo miedo (no sé si es la palabra exacta), y quisiera evitarle todo sufrimiento. Es una persona sanísima mentalmente, consciente de lo que le rodea y que desconfía que algo no va bien. Supongo que le rondarán por la cabeza mil y un sentimientos, y espero que no sufra mucho. Sólo eso, que no sufra. Aunque creo que es muy difícil.
Físicamente, mi abuelo ya no es ni será el mismo... deseo seguir viéndome niña a sus ojos y volver a reir juntos.
Abuela María... ¿quién mima a los nietos sin abuelos?, ¿cómo tenemos que afrontar el sufrimiento de estar perdiendo a un abuelo?
Muchas gracias por escuchar (o leer) mis palabras. Gracias de todo corazón. No te preocupes, no espero que me soluciones la papeleta, simplemente quería que supieras que, así como los abuelos necesitan los besitos de sus nietos, los nietos también necesitamos los besitos de los abuelos.
Un bico muy gordo Abuela María.
Un bico muy gordo chicas!!